jueves, 20 de diciembre de 2018

En la Navidad, cuando Dios salva definitivamente la trascendencia y se deja ver en plenitud. Ahora es cuando «ha hecho brillar la luz en nuestros corazones para irradiar el conocimiento de la gloria de Dios que se manifiesta en el rostro de Cristo» (2 Cor 4, 6)



La Navidad supone un verdadero cambio teológico. Antes nadie  podía ver a Dios; ahora, «el Hijo único, que está en el seno del Padre,  nos lo enseña todo» (Jn 1, 18), porque él es «la imagen de Dios  invisible» (Col 1,15), porque él es el vídeo del Padre. «El que me ha  visto a mí ha visto al Padre» (Jn 14, 9). Antes, ver a Dios quitaba la  vida; ahora, ver a Dios llena la vida. La vida del hombre es ver a Dios,  conocer a Dios, participar de Dios. «Esta es la vida eterna: que te  conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a tu enviado, Jesucristo» (Jn  17, 3).

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