Oh poderoso y celestial San Miguel arcángel, el más cercano a la Divinidad, el defensor celestial sin derrotas, representante de las peleas y la gloria victoriosa sobre las maldades, nuestro arcángel, tan perfecto y tan limpio, te pido que me mantengas firme contra todo viento que se me presente, para que podamos llegar a nuestra pureza interior, oriéntanos y llévanos sanos y salvos por nuestros senderos para que con tu virtud nos ampares día y noche en nuestras vidas.
Te pedimos que nos ayudes de mano con los Serafines, obséquianos la dicha de abandonar nuestro pecados y llena nuestros corazones del divino amor de Dios, también de la mano con los Querubines protégeme de los robos, de las insinuaciones, tentaciones e incitaciones que mi enemigo proponga y limpia mi alma con tu manto de humildad.
De mano con los Tronos no dejes que sea controlado, ni sea servidor de los espíritus malvados, ni por magia negra ni brujería, bríndame la dicha de saber utilizar a la perfección los sentidos que Dios me ha dado y corrige mis malas mañas, cuida mi fe y concédeme la sabiduría y entendimiento.
De mano con las virtudes, libérame de los enemigos, de falsas palabras, de malcriados, vergüenzas y blasfemias, de los envidiosos, líbranos de preocupaciones y odio, de los celos y los maltratos, de los violentos y despiadados agresores, líbranos de los desquiciados y ansiosos, de los infortunios y desgracias, líbranos de absolutamente todo mal que me atormente, me hiera y me utilice.
De mano con los Principados ilumíname con el deseo vivaz de desatarnos, tanto a mi familia, como a mis amistades, conocidos y resto de personas que nos rodean, de enfermedades físicas y mentales, pero sobre todo de las espirituales. De mano con los Arcángeles
convence a nuestro señor que me ayude y me cuide en el transcurso de esta vida. Amén.
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