viernes, 4 de abril de 2014

La fe y las obras

SANTIAGO 2

La fe y las obras

2:14 ¿De qué le sirve a uno, hermanos míos, decir que tiene fe, si no tiene obras? ¿Acaso esa fe puede salvarlo?
2:15 ¿De qué sirve si uno de ustedes, al ver a un hermano o una hermana desnudos o sin el alimento necesario,
2:16 les dice: "Vayan en paz, caliéntense y coman", y no les da lo que necesitan para su cuerpo?
2:17 Lo mismo pasa con la fe: si no va acompañada de las obras, está completamente muerta.
2:18 Sin embargo, alguien puede objetar: "Uno tiene la fe y otro, las obras". A ese habría que responderle: "Muéstrame, si puedes, tu fe sin las obras. Yo, en cambio, por medio de las obras, te demostraré mi fe".
2:19 ¿Tú crees que hay un solo Dios? Haces bien. Los demonios también creen, y sin embargo, tiemblan.
2:20 ¿Quieres convencerte, hombre insensato, de que la fe sin obras es estéril?
2:21 ¿Acaso nuestro padre Abraham no fue justificado por las obras, cuando ofreció a su hijo Isaac sobre el altar?
2:22 ¿Ves cómo la fe no estaba separada de las obras, y por las obras alcanzó su perfección?
2:23 Así se cumplió la Escritura que dice: Abraham creyó en Dios y esto le fue tenido en cuenta para su justificación, y fue llamado amigo de Dios.
2:24 Como ven, el hombre no es justificado sólo por la fe, sino también por las obras.
2:25 ¿Acaso Rahab, la prostituta, 
no fue justificada por las obras, cuando recibió a los mensajeros y les hizo tomar otro camino?
2:26 De la misma manera que un cuerpo sin alma está muerto, así está muerta la fe sin las obras.

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