Labor pastoral de los padres para dirigir el corazón del niño
La
Palabra de Dios presenta el corazón como el centro de la vida interior, el
lugar de donde las palabras y pensamientos salen. Lucas 6:45 lo pone así: “… de la abundancia del corazón habla la boca”.
Los demás términos usados para referirse al interior (espíritu, alma, mente…)
son provincias del corazón. El corazón es por tanto el objetivo de toda función
pastoral, incluida la de los padres.
El
más básico principio es el hecho de que la
corrección ha de ser dirigida al corazón del niño, no a sus conductas. Los
padres tienen la responsabilidad de pastorear el corazón de sus hijos, no sólo
de cambiar aquellos comportamientos que resulten inapropiados. A medida que el
niño crece, esa labor pastoral
dirigida al corazón deberá ser cada vez más
profunda. En el principio corregimos conductas, pero a medida que podemos
ir discerniendo qué hay en el interior
(sentimientos, actitudes, pensamientos…) el corazón ha de ser corregido. La conducta no es más que un producto
de lo que sucede a nivel del corazón y una vez el corazón experimenta un cambio
verdadero toda la conducta del niño cambia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario