Dame, Señor, un corazón firme,
al que ningún afecto indigno pueda arrastrar hacia abajo;
dame un corazón invencible,
al que ninguna tribulación pueda agotar;
dame un corazón recto,
al que ningún propósito indigno pueda seducir.
Concédeme también, oh Señor, Dios mío,
entendimiento para conocerte,
diligencia para buscarte,
sabiduría para encontrarte,
y fidelidad para poder finalmente abrazarte,
por Jesucristo Nuestro Señor, Amén.
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