miércoles, 10 de septiembre de 2014

El don de la exhortación: El Papa Francisco eleva una especial oración a la Virgen María en la que le pide que todos los cristianos digan “sí” ante la urgencia de “hacer resonar la Buena Noticia de Jesús”.


El don de exhortación es la capacidad sobrenatural de hacer un llamado a los creyentes, hacerles una advertencia en el nombre de Dios para que sigan un curso de conducta diferente del que tienen para con esto, anticipar problemas al futuro , el objetivo del don de exhortación es darle a los creyentes y a la iglesia una voz de alerta para que puedan ser evitados problemas que conduzcan a las personas a la práctica del pecado lo que termina rompiendo la relación de los creyentes con la iglesia con las consecuencias que esto conlleva.

CUESTIONES PRÁCTICAS EL DON DE EXHORTACION
Prácticas con respecto al don de exhortación:
El don es “animar” por lo que cumple su función cuando la persona exhortada a pesar de haber sido incomodada termina “alentada”, con ganas de cambiar su conducta.
Este don implica el hablar en el nombre de Dios por lo que, el que exhorta no puede ni debe utilizar conceptos de su conocimiento humano o de su experiencia, se debe concentrar en confrontar a quién va a exhortar con la Palabra de Dios.
El exhortador lo hace en el poder el Espíritu Santo lo que obliga al exhortador a tener una dependencia tal del Espíritu que este sea quién regule el impacto de sus palabras.
Todas las personas sienten rechazo a que se regule su conducta, pero, el que exhorta deben entender un mas alto compromiso con Dios para revelar su voluntad. Además un enviado del Dios de amor, debe exhortar de tal manera que, al que es exhortado le quede claro que tiene está siendo amado por quién le exhorta.

Virgen y Madre María,
tú que, movida por el Espíritu,
acogiste al Verbo de la vida
en la profundidad de tu humilde fe,
totalmente entregada al Eterno,
ayúdanos a decir nuestro «sí»
ante la urgencia, más imperiosa que nunca,
de hacer resonar la Buena Noticia de Jesús.

Tú, llena de la presencia de Cristo,
llevaste la alegría a Juan el Bautista,
haciéndolo exultar en el seno de su madre.
Tú, estremecida de gozo,
cantaste las maravillas del Señor.
Tú, que estuviste plantada ante la cruz
con una fe inquebrantable
y recibiste el alegre consuelo de la resurrección,
recogiste a los discípulos en la espera del Espíritu
para que naciera la Iglesia evangelizadora.

Consíguenos ahora un nuevo ardor de resucitados
para llevar a todos el Evangelio de la vida
que vence a la muerte.
Danos la santa audacia de buscar nuevos caminos
para que llegue a todos
el don de la belleza que no se apaga.
Tú, Virgen de la escucha y la contemplación,
madre del amor, esposa de las bodas eternas,
intercede por la Iglesia, de la cual eres el icono purísimo,
para que ella nunca se encierre ni se detenga
en su pasión por instaurar el Reino.

Estrella de la nueva evangelización,
ayúdanos a resplandecer en el testimonio de la comunión,
del servicio, de la fe ardiente y generosa,
de la justicia y el amor a los pobres,
para que la alegría del Evangelio
llegue hasta los confines de la tierra
y ninguna periferia se prive de su luz.

Madre del Evangelio viviente,
manantial de alegría para los pequeños,
ruega por nosotros.

Amén. Aleluya.

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