El pecado aleja de Dios e interrumpe el lazo entre la tierra y el cielo, lo que causa nuestra miseria y el fracaso de nuestras vidas. Los cielos abiertos indican que Dios dio su gracia para que la tierra dé sus frutos
El Espíritu Santo, que animó enteramente la vida y el ministerio de Jesús, es el mismo Espíritu que guía la existencia cristiana
No hay comentarios:
Publicar un comentario