miércoles, 7 de enero de 2015

La corrupción y el pecado arruinan todo lo que Dios había querido que disfrutáramos con Él


Los caminos del hombre están bajo la mirada del Señor y él tiene en cuenta todos sus senderos.
El malvado será presa de sus propias faltas y quedará atrapado en los lazos de su pecado.
Morirá por falta de instrucción y se extraviará por su gran necedad.

Proverbios 5, 21-23

Con el fin de restaurar lo malo que las personas hacemos, Dios tuvo que enviar a su Hijo para que nos rescate, y nos lleve a puerto seguro. El pecado nos aparta de la espiritualidad (la presencia del Señor en nuestras vidas).
Cada mal proceder o acción (corrupción) nos excluye de la vida con Dios


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