Aconseja a tus hijos, la prudencia y la reflexión; que ellas no se aparten de sus ojos. Pro, 3, 21
Ellas serán vida para tu alma y gracia para tu cuello.
Entonces irás seguro por el camino y tu pie no tropezará.
Si te acuestas, no temblarás, y una vez acostado, tu sueño será agradable.
No temerás ningún sobresalto ni a los malvados que llegan como una tormenta.
Porque el Señor será tu seguridad y preservará tu pie de la trampa.
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