Cuando elegimos obedecer a Dios, escogemos el camino de la sabiduría.
El Señor nos pide que nos sometamos a Él, y que dejemos todo lo que suceda a su amoroso cuidado. Cuando le obedecemos, el Señor nos acerca más a Él y nos enseña más acerca de sus preceptos y de su amor.
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