jueves, 10 de diciembre de 2015

Oración en la dificultad Autor: Padre Gonzalo Gallo


Dios mío gracias por estar aquí; siempre presente, dando paz y amor,
 perdonando e iluminando. ¿Qué sería de mi sin tu aliento y sin tu amor? Yo
 sería un cauce sin agua, un cuadro sin colores, una planta sin sol. Tú,
 Señor, eres mi fuerza, la respiración de mi alma, mi fuente de energía, mi
 inspiración y mi descanso. ¿Por qué me olvido de ti? ¿Por qué te busco sólo
 cuando estoy rodeado de sombras y con las esperanzas rotas? No me dejes,
 Dios mío, háblame, tócame, despiértame. No permitas que me aleje de ti y
 naufrague en el mar del desespero.

 Sé luz en mi mente, paz en mi corazón, sabiduría en mis decisiones, amor en
 mis relaciones. Te necesito, Señor. Tu calmas mi desasosiego y alejas los
 duendes del mal; contigo es fácil aceptar las asperezas y soportar el
dolor.
 Contigo puedo ser comprensivo con los que me ofenden, fuerte ante el dolor
 y amoroso con todos. Dame paciencia conmigo mismo y con los demás, una
 paciencia que me aleje de la ira y el desaliento. Eres mi esperanza y mi
 fortaleza, mi baluarte y mi descanso. En ti todo lo puedo, y con tu amor
los  fardos son llevaderos. Tú me libras de las aguas turbulentas, apaciguas mis
 males y conjuras mis temores. Te amo, Señor, te adoro, te bendigo y te doy
 gracias.

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