domingo, 12 de marzo de 2017

Los generosos son quizá los hombres más amados entre los que lo son por su virtud, porque la virtud de dar, también les hace útiles.

Lo propio del generoso no es tomar sino dar, pues es más propio de la virtud hacer el bien que ser objeto de él. Por eso la gratitud se tributa al que da, no al que toma. Es también más fácil no tomar que dar, porque a los hombres les cuesta más desprenderse de lo suyo que no recibir lo ajeno. De hecho, el nombre de generoso se reserva para los que dan, porque los que no toman no son llamados generosos sino justos.

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