El pecado nubla el corazón y la mente. Los pecados pequeños e imperfecciones, cuando se ignoran, pueden causar una degeneración gradual e incluso a menudo imperceptible en la mente y la voluntad.
Por lo tanto, cuando una persona se ve atrapada en un ciclo destructivo, muchas veces no tiene en sí mismo las facultades necesarias para identificar la causa raíz, aislarla, formular una solución e implementar esa solución luego, de manera exitosa.
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