viernes, 30 de marzo de 2018

Jesús, de pie, gritó: Quien tenga sed, venga a mí, y beba el que crea en mí. Como dice la Escritura: de su seno brotarán torrentes de agua viva. Esto lo decía refiriéndose al Espíritu que habían de recibir los que creyeran en él» (Jn 7, 37-39).


«derramaré un espíritu de gracia y de oración y mirarán hacia aquél a quien traspasaron... Aquel día habrá una fuente abierta para lavar el pecado y la impureza» (Ez 12, 10 - 13, 1).

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