viernes, 16 de noviembre de 2018

La realidad de Dios es tal que su presencia o ausencia cambia todo. Nada es lo mismo, nada permanece igual - en la economía, en la moral, en las instituciones - si Dios desaparece de nuestra vida cultural y de nuestro pensamiento. No es indiferente para el hombre concreto el que conozca o no al Dios vivo y verdadero.



"Que te conozcan a Ti, el único Dios verdadero". Hoy hemos de hacer nuestra esta petición de Jesucristo. El sentido de nuestra vida, la razón de ser de nuestro sacerdocio, es acercar a los hombres a Cristo para que, en el Espírit u Santo, puedan conocer al Padre.

Debemos renovar nuestra fe, convencidos de que, desconociendo a Dios, los hombres no tendrán la vida verdadera.

Hemos de renovar nuestra esperanza, confiando en que Dios nos envía su Espíritu, que nos capacita para responder con amor a su amor.

Hemos de avivar nuestra caridad, amando a Dios con amor sincero, sabiéndonos amados por Él. Necesitamos redescubrir cada día nuestra condición de hijos, partícipes, por pura gracia de la filiación de Cristo.

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