La actitud con la que escuchas a tu hijo puede comprender
más que mil palabras. Un abrazo impregnado de sentimiento puede levantar su
corazón, especialmente si él está triste o enojado.
Hoy en día el mundo parece racionar el uso de los abrazos.
La antigua norma de los siete abrazos al día se ha deteriorado. Las personas
encuentran más y más dificultoso expresar sus sentimientos.
Los anuncios publicitarios animan a la gente a vivir la vida
al máximo, impulsan a las personas a preocuparse sólo por lo suyo, logrando que
se pierda la oportunidad para expresar calidez, atención y amabilidad hacia los
demás.
Tristemente esta mala influencia también afecta a la
familia, el afán, las ocupaciones, la falta de compasión y una visión dogmática
de la justicia, frenan el deseo natural que tienen padres e hijos de darse un
abrazo.
Estudios realizados en la Universidad de California, dan
cuenta de que un abrazo dado con amor es capaz de reducir el estrés y el dolor.
Al abrazar a tu hijo lo estimularás emocionalmente. Algunos
expertos dicen que los seres humanos necesitan 4 abrazos al día para
sobrevivir, 8 para mantenerse y 12 para crecer.
Antiguamente también existía la frase de “siete abrazos al
día es la mejor medicina.”
Cuando tu hijo está triste o irritado, muchas veces no sabes
qué decirle, o peor aún, cualquier cosa que atinas a decir le cae mal, pero un
abrazo transmitirá tu comprensión.
Es por eso que muchos centros especializados los usan como
medicamento para tratar la depresión y la ansiedad, reducir el dolor, e incluso
porque creen que incrementará en los enfermos el deseo de vivir.
Un abrazo ayuda a equilibrar las emociones gracias al
contacto físico. Al recibir un abrazo, el cuerpo genera oxcitocina”, conocida
como la “hormona del amor”.
También se libera serotonina y dopamina, que permiten la
sensación de bienestar, sedación, armonía y plenitud.
¿Recuerdas cuando viste a tu bebé por primera vez y lo
tuviste en tus brazos? Se produjo en ti un profundo deseo de abrazarlo, de
transmitirle todo tu amor y entrega en ese acto sublime.
El abrazo que le das a tu hijo le dice muchas cosas aunque
no oigan palabras, además lleva vida a los sentidos y reafirma la confianza
mutua.
Tal vez el ajetreo diario que llevas te impida tener amplios
momentos de conversación con tu hijo, pero un abrazo tuyo le comunicará tu
amor, le escuchará con afecto y le transmitirá tu apoyo incondicional.
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